26/12/2024
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¿Sabes cómo se puede preservar la energía eólica? Te contamos los cinco sistemas de almacenamiento novedosos para un futuro más sostenible.
La energía eólica se está volviendo poco a poco protagonista de un montón de hogares, empresas y distribuidoras. Esto se debe en gran parte a que cada vez se controla mejor el almacenamiento de la energía eólica en instalaciones para potenciar este recurso renovable.
Pero lo cierto es que este tipo de energía presenta algunos desafíos que seguramente te llamen la atención. Por ejemplo, no se puede acumular energía eólica de forma directa, así que se están creando sistemas químicos y mecánicos que facilitan mucho la reserva eólica.
Te hablaremos de todos esos sistemas en este artículo, y también te contaremos las ventajas que tiene para tu día a día almacenar un recurso renovable con tanto potencial. Sigue leyendo para conocer todo lo relativo a las plantas de almacenamiento de energía eólica en el mundo.
Como ya sabes, el almacenamiento de energía eólica es una operación que se está perfeccionando cada vez más con la ayuda de unos sistemas variados. El objetivo es conseguir reservar la energía que se produce en las instalaciones eólicas, haya viento o no:
Por tanto, la primera ventaja del almacenamiento de energía eólica es que se puede reservar cuando hay viento (en esos momentos en los que no se requiere producir electricidad) y cuando no hay viento (porque en este caso no es una táctica viable generar la electricidad).
Lo que esto significa es que almacenar energía eólica sirve para aprovechar el recurso incluso cuando el viento va y viene, mejorando más la estabilidad y dependencia de una energía tan potente. Es una estrategia interesante para equilibrar tanto la oferta como la demanda.
Una de las consecuencias de la fiabilidad y estabilidad de la energía eólica con los sistemas de almacenamiento es que la red está mejor gestionada y es más flexible. Como acabas de leer, la oferta y la demanda son más ecuánimes y el uso de este recurso se vuelve más eficiente.
Aquí lo que ocurre es que se evitan los picos altísimos de demanda en unas horas determinadas, que a su vez altera la oferta al no disponer de suficiente energía para satisfacer a los consumidores. Con el almacenamiento, se puede regular el suministro mejor.
Con el éxito de los sistemas de almacenamiento de energía eólica se vuelve cada vez más viable y sencilla la transición hacia los recursos renovables. Normalmente, pasar de usar energías fósiles a energías limpias es un proceso complicado, pero cada vez lo es menos.
Y esto es porque reservar energía eólica permite satisfacer las necesidades energéticas de los consumidores en los picos altos de demanda, algo que refuerza la idea de sostenibilidad frente al cambio climático. Por eso, la regulación de este recurso son grandes noticias.
Frente a otros tipos de recursos energéticos, la energía eólica se puede almacenar sin tener que gastar grandes cantidades de dinero solamente para construir la infraestructura y luego distribuir la electricidad generada a los puntos de suministro. Así se economiza el recurso.
Por si fuera poco, lo que esto significa es que la energía eólica se va volviendo cada vez más competitiva en el mercado, de forma que la gente va apostando por este recurso sostenible. Entre otras cosas, los consumidores también gastan menos dinero en las facturas de luz.
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Llega el momento de hablar sobre los sistemas de almacenamiento de energía eólica. ¿En qué consiste cada uno? En realidad, estos sistemas son los encargados de preservar el recurso sostenible de forma indirecta, transformándolo en otra energía (como química, por ejemplo).
Lo cierto es que cada sistema sirve para una situación concreta. Vamos a verlos todos:
Hay dos tipos de baterías que se pueden utilizar cuando se trata de almacenar energía eólica, una es la batería de potencia y otra la batería de energía. Lo que las dos baterías tienen común en el mercado es que son fáciles de instalar y que trabajan a una velocidad elevada.
No obstante, este sistema está en sus etapas iniciales de prueba, pero ha demostrado ser muy útil tanto en puntos urbanos como en regiones aisladas de países poco desarrollados. Esto es perfecto a la hora de crear un planeta íntegramente limpio que funcione para todo el mundo.
El almacenamiento térmico es una manera de regular el uso de la energía eólica cuando queramos a través de dos métodos: la refrigeración a temperaturas bajas o el calentamiento a temperaturas altas. Este sistema se compone de diferentes materiales.
Por lo tanto, el almacenamiento térmico es una estrategia que transforma la energía eólica en una sustancia diferente para conseguir almacenarla y luego liberarla mediante un cambio de temperatura consistente. Frente a las baterías, este sistema no funciona con tanta rapidez.
Si las baterías se encargan de almacenar la energía eólica desde dentro, las pilas de hidrógeno funcionan de una manera un tanto diferente. En primer lugar, este sistema está compuesto por químicos variados que tienen como fin bombear agua hasta alcanzar un depósito elevado.
Este depósito está localizado en una zona exterior, que es donde se reserva la energía cinética y la energía potencial. Así se crea un circuito de hidrógeno en el inmueble donde se guarda y libera la energía. Hasta el momento, las pilas son el método de almacenamiento más usado.
Un sistema de aire comprimido usa un motor reversible que se mueve para generar energía mecánica y así poder reservar el aire a presiones altas bajo tierra. ¿El problema de esto? Que el aire que se reserva termina siendo contaminante por calentarse con combustibles fósiles.
Por tanto, no es el sistema de almacenamiento de energía eólica más viable para reservar una fuente tan sostenible, pero es útil cuando se trata de crear un circuito de depósitos bajo tierra que consigan almacenar el recurso siempre que se produzcan picos de energía excesivos.
Los supercondensadores son condensadores perfectos a la hora de almacenar energía eólica en forma de carga electrostática, es decir, en un campo eléctrico constante que no necesita transformaciones químicas. Además, la carga y la descarga se realizan en un tiempo récord.
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