07/10/2024
Temperatura recomendada para suelo radiante
Descubre aquí cuál es la temperatura para suelo radiante ideal así como las mejores formas para regular la temperatura del suelo radiante.
¿Cuál es la temperatura ideal para suelo radiante?
El sistema de calefacción por suelo radiante utiliza tubos de agua con una temperatura que oscila entre los 35ºC y los 45ºC. Si tenemos en cuenta que el agua de los radiadores tradicionales pueden alcanzar una temperatura superior a los 70ºC puede que esta temperatura parezca insuficiente.
Pero lo cierto es que la temperatura máxima a la que deberíamos programar el suelo radiante es de unos 29ºC. Esto, evidentemente, es por una cuestión de seguridad, ya que este es el tope de temperatura que puede alcanzar el suelo al entrar en contacto con los pies. Lo ideal, por tanto, es no sobrepasar este límite cuando programamos la temperatura de nuestro suelo radiante.
Los conductos que transportan el agua en una instalación de suelo radiante lo hacen a una temperatura un poco mayor de la que se percibe en la capa superior del suelo que recubre todo el sistema de calefacción de la vivienda. Esto se debe a que el suelo radiante precisa de una distancia mínima para garantizar un funcionamiento óptimo y poder albergar una disipación adecuada del calor con el fin de evitar daños en la estructura, lo que hace que se tenga que elevar un poco la temperatura.
Calculando la distancia legal de seguridad para suelo radiante y la temperatura del agua que utilizan los conductos de la instalación cada usuario puede adaptar el límite ideal de la temperatura para que el suelo radiante no supere la temperatura máxima recomendada mediante un termostato.
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Cómo ajustar la temperatura del suelo radiante
La calefacción por suelo radiante es una muy buena alternativa como sistema de climatización del hogar ya que es muy discreta y además presenta múltiples ventajas en comparación con otros sistemas de calefacción.
Ya sea una instalación de suelo radiante que funcione con agua o con energía eléctrica, ajustar la temperatura de este tipo de calefacción es muy sencillo de hacer mediante el uso de un termostato en nuestro hogar.
Frente a otros sistemas de calefacción, el suelo radiante cuenta con la ventaja de que se puede controlar de manera mucho más precisa la temperatura ambiente de cada una de las estancias de la vivienda. Para regular la temperatura del suelo radiante tenemos que indicar la temperatura deseada en el termostato.
Cuando subimos la temperatura del controlador, el termostato detecta que la temperatura ambiente es menor que la temperatura marcada y envía una señal al colector, lo que pone en funcionamiento el sistema de calefacción que tenga el suelo radiante.
Hoy en día existen termostatos con los que podemos regular la temperatura de las estancias de una vivienda individualmente. En este caso, cada termostato se encarga de dar la señal de apertura o cierre a los cabezales de los circuitos que tenga en la habitación en concreto y, de esta forma, podremos controlar la temperatura ambiente deseada en cada una de las estancias del hogar.
Diferencia entre temperatura de impulsión y retorno en suelo radiante
La llamada temperatura de impulsión es la temperatura a la que se encuentra el agua que entra en el sistema de calefacción y, por regla general, suele ser más elevada que la temperatura que se le ha marcado al termostato. En este sentido, a medida que el agua pasa por el sistema del suelo radiante va transfiriendo el calor al ambiente de la estancia y por lo tanto ese agua va perdiendo la temperatura inicial.
Esto suele conllevar un gran gasto en otros sistemas de calefacción, pero los sistemas de calefacción más actuales, como el sistema de calefacción de suelo radiante, pueden trabajar de manera muy eficiente con una temperatura de impulsión de 45 °C o menos debido a la particular superficie del calentamiento que presenta.
Por otra parte, la temperatura de retorno es la temperatura que obtiene el agua cuando ya ha realizado todo el recorrido y llega al final del sistema, la cual es siempre una temperatura mucho menor que la temperatura de impulsión.
Este agua con temperatura de retorno se puede utilizar mediante un sistema de retroalimentación para que pueda volver a ser calentada y convertirla así en agua con temperatura de impulsión nuevamente, lo que que, sin duda, permite un mayor ahorro de energía ya que de esta forma el agua no se tiene que calentar desde cero.